El ideal pintoresco está plenamente vigente en la actualidad y, tras el episodio posmoderno, la estética de los primeros autores pintorescos del siglo XVIII ha resurgido; sus textos a menudo describen mejor los intereses de muchas creaciones contemporáneas que toda la tratadística moderna. No se trata de afirmar que estamos como estábamos, sino de constatar que una parte importante de la estética contemporánea está interesada esencialmente en problemas similares a los que se planteaban los autores pintorescos, y que este fenómeno ha ido creciendo desde 1973, año que marca el auge de una nueva sensibilidad medioambiental y el abandono de las actitudes, lenguajes tópicos y metas de la modernidad.