El libro sobre las Pinturas negras no solamente da cuenta del lugar excepcionalmente singular que ocupa Goya en la reflexión crítica y poética de Yves Bonnefoy, también es una muestra sumamente expresiva del particular estilo hermenéutico que ponen en obra los ensayos sobre el arte y la poesía. Por su formación de historiador del arte, conocedor y admirador de la tradición historiográfica francesa, Yves Bonnefoy apoya su interpretación de la obra en los saberes de la historia, de la filosofía, de los mitos o de las religiones, para restablecer las determinaciones múltiples, desde las circunstancias históricas y biográficas hasta las estructuras conceptuales e imaginarias que la circunscriben en el horizonte de su época.
Sin embargo, ya en el prólogo del libro, Bonnefoy anticipa que no actuará como un crítico convencional. La posición del ensayista excede las demandas que interpelan a la crítica tradicional y a las que esta no puede dejar de responder. Desde fuera de esa tradición, aunque sin omitirla, lo que al poeta le interesa es reavivar la presencia de Goya, darle la palabra y establecer con él un diálogo sobre un plano atemporal, en el que tratará de hallar respuesta a las preguntas que traspasan su propia creación.