Conocíamos la trayectoria del Eudardo Arroyo artista, escenógrafo, dramaturgo e ilustrador, Premio Nacional de Artes Plásticas. Pero en este testamento vital él mismo nos lo cuenta de manera diferente. Historias a medio camino entre la añoranza por el pasado y la impaciencia por lo que aún no se ha conseguido, donde caben consideraciones acerca del alcohol, la puesta en escena teatral, los recuerdos de la calle Argensola, la crítica a las performances, el cine como vacuna contra el ambiente de censuar, pobreza y falta de libertad de la España de los cincuenta, la recuperación de maestros olvidados, el caso de los dictadores afectos a la pintura, el exilio en Francia, el matrimonio...