Desde un punto de vista totalmente distino, Lucien Jerphagnon narra en esta espléndida y rigurosa obra la trayectoria de un hombre, que tras ver como su familia era exterminada a manos de su primo y emperador (Constancio II), fue confinado en un lejano palacio donde reinaba la delación. Recibió una educación exquisita y completa que parecía que le llevaría a convertirse en una alta autoridad eclesiástica. Sin embargo, el destino le tenía reservado un lugar en el trono imperial. Lo que nadie esperaba entonces es que de pronto revelara su secreta conversión al paganismo. Con un asombroso conocimiento de la época y una extraordinaria agudeza, el autor de la ya clásica "Historia de la antigua Roma" recre la trayectoria vital de un hombre asombroso, al cual, incluso Gore Vidal le dedicó una de su mejores novelas históricas.