Cada una de las historias que se desarrollan en BLUE SKY está narrada con un brio que arrebata el aliento, como en los mejores episodios de la serie Alias. Pero si BLUE SKY nos gusta tanto es sobre todo porque, además de esos alardes trepidantes, su autor mima el entramado sutil de las relaciones entre personajes, logrando que los remansos de la historia no entorpezcan su vertiginoso fluir, sino que, como por el contrario, la lleven en volandas, hasta su suculento climax final.
BLUE SKY es una historia trepidante ambientada en un futuro ominoso: un grupo de jóvenes ha formado una hermandad, fundada por vínculos más poderosos que la propia sangre, que combate la hegemonía de un "macroestado" policial que confisca la conciencia y la libertad de una humanidad estragada por las guerras.
En medio de un mundo atenazado por el miedo, donde la impiedad y el provecho económico más desalmado son las únicas reglas vigentes, estos jóvenes intrépidos y generosos arriesgan su vida en "misiones imposibles" con el fin de entorpecer los designios de Clifton, un dictador siniestro, casi una especie de fuerza demoniaca, que ha logrado extender su dominio sobre el orbe entero.