¿Qué tienen en común la música de Bach, las fuerzas básicas de la naturaleza, el cubo de Rubik y la elección de pareja? Todos están gobernados por las leyes de la simetría, que conectan la ciencia y el arte, entre el mundo de la física teórica y el mundo cotidiano en el que vivimos. Y sin embargo, el “lenguaje” de la simetría surgió de la fuente más impensable: una ecuación irresoluble. A lo largo de la historia, los matemáticos fueron resolviendo progresivamente ecuaciones algebraicas cada vez más complejas, hasta que toparon con la ecuación de quinto grado. Durante varios siglos se resistió a ser resuelta, hasta que dos prodigios matemáticos -el noruego Henrik Abel y el francés Évariste Galois- , que vivieron en pleno romanticismo y murieron jóvenes y en circunstancias trágicas, descubrieron que no podía resolverse con los métodos al uso y debía ser afrontada con nuevos ojos... Este libro es la apasionante narración de cómo dos matemáticos se enfrentaron a una ecuación que se resistía a ser resuelta, cómo su gesta abrió nuevas perspectivas en las matemáticas y ayudó a entender las “leyes” de la simetría cuya aplicación desborda el mundo de las matemáticas y la física y llega a la naturaleza y al arte.