Estás sentado en un bar con amigos y alguien pregunta: «Oye, ¿por qué hemos ido tan pocas veces a la Luna?». O: «¿Sabes cómo funciona un cohete?». O incluso: «¿Ya se pueden crear órganos con impresoras 3D y destinarlos a trasplantes?». ¿Cuál sería la mejor respuesta?
Minería en asteroides, microrobots que se ingieren y entran en el organismo para curar enfermedades, colonias orbitales, obras de arte con realidad aumentada, cerebros artificiales que restauran la memoria o la movilidad perdida o cómo almacenar 50 millones de copias de El Señor de los Anillos en una gota de agua. Todo ello se está investigando, todo ello podría suceder. Lo mejor del futuro es que tiene futuro. Pero no
sabemos cómo llegar a él. Es tan complicado como construir un ascensor que nos lleve al
espacio. Para lograrlo necesitamos a gente con la mentalidad de un ingeniero y el corazón de un pionero.
Desde esa sensibilidad, los científicos y divulgadores Kelly y Zach Weinersmith logran que viajemos con ellos a bordo de este ensayo tan riguroso como divertido. Y que nos maravillemos, o nos horroricemos, con todo lo que estamos a punto de alcanzar. Porque lo alucinante del futuro es imaginar cómo llegará. Bienvenido al futuro.