En abril de 1291, el ejército mameluco sitió Acre, la última gran fortaleza de los cruzados en Tierra Santa. El sitio duró seis semanas hasta que los mamelucos tomaron la muralla exterior en la que ya habían abierto algunas brechas. Durante algunos días, las Órdenes Militares pudieron retener a los mamelucos, pero tres días después la muralla interior cedió. El rey Enrique logró escapar, pero la mayoría de los defensores y de los habitantes de la ciudad murió en el combate o fueron vendidos como esclavos. Los caballeros que sobrevivieron se retiraron a las torres de defensa y resistieron durante diez días hasta que los mamelucos también las tomaron. Este libro describe la dramática caída de aquella gran fortaleza cuyo desenlace comportó el fin de las Cruzadas en Tierra Santa.