La imagen del lejano Oeste, construida a través de los westerns, forma parte de la iconografía popular. En estas películas, los indios, nativos norteamericanos, aparecían como un obstáculo para el progreso y la civilización. Sin embargo, basta detenerse un instante en su historia para comprender que más allá de los tópicos, tenían su propio mundo social y cultural.Entre los diferentes pueblos indios de Norteamérica y México, los Comanches forjaron un autentico imperio comercial. Una nación nómada, con una flexible estructura económica y guerrera, que opuso feroz resistencia a imperios como el británico y el español, y a naciones como las incipientes EE.UU. y México.Desde el sudoeste de Estados Unidos hasta el norte de México, pasando por las grandes llanuras tejanas y la Baja California, los comanches dominaron a las tribus que habitaban su mismo territorio, siendo capaces de aterrorizar a los apaches y, hasta finales del siglo XIX, resistir el avance del ejército estadounidense con sus colonos.Esta obra, excepcional, recupera la memoria olvidada un pueblo, la nación Comanche, que fue capaz, hasta su exterminio, de mantener su identidad.