¿Por qué durante el siglo XX hubo intelectuales que consiguieron resistir a la seducción totalitaria de la cesión de libertad? ¿Qué cualidades capacitaron a estas personas para no cejar, incluso en circunstancias adversas, en la defensa de las ideas que sirven de fundamento a las libertades? Para responder a estas preguntas, este libro emprende un viaje de exploración a las fuentes del espíritu liberal. Pero en vez de proponer un nuevo ensayo teórico sobre la libertad, se detiene en la figura de esos intelectuales que resistieron y en los tiempos de pruebas que les tocó vivir.
A los protagonistas de estas páginas (Isaiah Berlin, Karl Popper, Raymond Aron y Norberto Bobbio, entre otros) el autor propone llamarlos «erasmistas». Fueron, como Erasmo, «amigos de la libertad», y de su ejemplo cabe extraer algunas lecciones para una ética de la libertad: «? estar dispuesto a vivir con las contradicciones y conflictos del mundo humano, tener la disciplina de un espectador comprometido, que no se deja comprar, y una entrega apasionada a la razón como instrumento del conocimiento y de la acción».