Hacer elogio de la educación lenta tiene sentido hoy y
aquí en tanto que representa el elogio de un modelo
educativo como la pieza clave en el proceso de
humanización de la sociedad. El tiempo no puede colonizar
nuestras vidas y las de la escuela, sino que hay que
devolverlo a los niños y niñas y al profesorado para que
pueda ser un tiempo vivido plenamente y, por tanto,
plenamente educativo. /Más/, /antes/ y /más rápido/ no
son sinónimos de /mejor/, y educar para la lentitud
significa ajustar la velocidad al momento y a la persona.