En 1982, tras la primera visita de Juan Pablo II a España, que señaló el final de la transición religiosa que supuso la etapa del cardenal Tarancón al frente de la Conferencia Episcopal, la Iglesia española inició un camino muy marcado por la dependencia de Roma y por un intento de recuperar la España católica añorada por algunos.
Ese camino, de más de treinta años, concluye ahora. La Iglesia española inicia en 2014 una nueva etapa, llena de desafíos. Y no sólo por el fin de la presidencia del cardenal Antonio María Rouco Varela, sino también por el cambio global producido tras la llegada a la sede romana del papa Francisco en 2013.
Soplan vientos de cambio en la Iglesia española. Un momento inmejorable para echar la vista atrás hacia las debilidades y fortalezas de un periodo al que desde 1994 en Madrid y desde 1999 en la Conferencia Episcopal, ha puesto rostro el cardenal Rouco, y también para lanzar una mirada al futuro. ¿Sabrá la Iglesia española dejar atrás los tics del pasado y mejorar su imagen a ojos de la sociedad? Y, sobre todo, ¿será capaz de iniciar una verdadera reforma desde dentro que la lleve al siglo XXI?