Las vidas de Pericles (siglo V a. C.) y Fabio Máximo (siglo III a. C.) se abren para mostrarnos unos hombres cuya firmeza de carácter dio seguridad, respectivamente, a Roma y Atenas en momentos críticos de su historia. El primero supo prever con inteligencia el futuro, aunque los dioses no le permitieron desarrollarlo como él quería. Su astucia política y su capacidad para afrontar situaciones comprometidas (ninguna más ardua que la del enfrentamiento entre Esparta y Atenas) significaron un hito en la hegemonía ateniense sobre Grecia. El segundo es ejemplo de la serenidad, seguridad y prudencia que debe mostrar, a juicio del queronense, el buen político en las dificultades de la patria. Como su pareja griega, siguiendo sus propios criterios frente a la irracionalidad del pueblo y de otros personajes, emerge con talla de auténtico artífice de la salvación de Roma ante Aníbal. Gracias a Plutarco, Pericles y Fabio Máximo reviven entre nosotros con vida y alma propias, recreados a partir de grandes obras artísticas, como las Historias de Heródoto, de Tucídides o de Tito Livio.
«En la Vida de Pericles, la enorme capacidad de Plutarco para extraer de sus fuentes los aspectos pertinentes a la caracterización humana ha dado como resultado uno de los retratos más importantes de su obra biográfica. En la Vida de Fabio Máximo la originalidad de Plutarco está en la semblanza que nos ofrece de este aristócrata romano capaz de discernir entre la actitud irrespetuosa de Flaminio y los temores supersticiosos del pueblo».
Aurelio Pérez Jiménez