Desde Rembrandt, Rossetti y Van Gogh hasta Picasso, Kahlo y Hockney, cuarenta retratos componen esta colección de madres de artistas. Análisis de la evolución de este tipo de pintura que comienza con una relación única e íntima. No se habla de una madre cualquiera, sino de la madre del artista. Una deliciosa combinación de historia del arte y anécdotas biográficas que constituye, además, una elegante celebración de las intensas relaciones entre hijos, hijas y madres. ¿Por qué los artistas retratan a sus madres? ¿Porque esta ahí, es una modelo disponible y dispuesta? Tal vez porque tiene un rostro interesante que merece la pena plasmar. Los retratos constituyen un tema pictórico desde hace siglos, por razones muy diversas, pero las madres -como temas de los retratos creados por sus propios hijos- merecen un estudio más detenido. Las madres aparecen retratadas en muchas ocasiones con un realismo honesto, incluso brutal. Rara vez se pintan jóvenes. La fisonomía de una mujer mayor tal vez no sería lo que a ella le gustaría ver en el espejo, pero el artista está preparado para revelar la verdad de los cambios de la naturaleza (aunque el rostro pertenezca a su progenitora). La desagradable realidad de la muerte también tiene su papel en los retratos de las madres. Imaginamos con cierta alarma el deseo del artista de captar la imagen de una madre moribunda o incluso muerta.