Durante siglos, las expediciones militares han dado prestigio al país y han permitido a los ejércitos mantenerse ocupados. No es un invento nuevo. En los siglos XVI, XVII y XVIII, con el fin de conquistar territorios, o en el XIX y el XX, para ganarse el respeto de las naciones de su entorno, España mandó contingentes de tropas -grandes o pequeños, según la ocasión- fuera de sus fronteras. De esas aventuras tratan éstas páginas. Países europeos, asiáticos y africanos, hasta donde llegaron las armas españolas en tiempos en que, sobre todo, estaban muy lejanos; sin aviones, sin automóviles y casi sin ferrocarriles. Tiempos en que los ejércitos se movían a pie y las travesías en barco entre continentes duraban meses. Tiempos, en fin, sin televisión, teléfono o internet, en que todo asombraba, y una herida o una enfermedad mal curadas, significaban la muerte en la mayoría de los casos. La obra, basándose en las fuentes directas, estudia la participación, desarrollo y conclusión en las diversas intervenciones, de los soldados de España, que ajenos a razones políticas, con abnegación y valor, sirvieron en tierra extraña para mantener en alto el honor y el nombre de su patria.