Este libro se publicó tras treinta años de trabajo, poco antes de la muerte de su autor, y nos queda no sólo como su gran legado intelectual, sino como un manifiesto en favor de una historia que recobre su perdido sentido social y se ocupe de los problemas reales de los hombres y las mujeres. Bajo los mitos de la revolución agrícola y de la Ilustración, Thompson nos descubre la realidad de una cultura plebeya que se legitimaba con la retórica de la costumbre, pero cuyo objetivo esencial era la lucha por las necesidades y las expectativas de la comunidad.