Borges contó alguna vez que, junto con Las mil y una noches, fueron estos cuentos de los Hermanos Grimm una de sus primeras lecturas, lo que debería ser razón más que suficiente para que usted, lector, se lleve este libro de los estantes de la librería donde se encuentra y, tras pasar por caja, regrese lo antes posible a su casa para entregarse a la lectura o relectura de estas páginas, tan aptas para mayores como para pequeños. A menudo los niños no son políticamente correctos; a menudo estos cuentos, en los que comparece con sorprendente naturalidad la truculencia y la crueldad, tampoco lo son. Quizás precisamente por eso los cuentos de los Hermanos Grimm han sido la delicia de niños y grandes durante casi un par de siglos, habiéndose convertido así en uno de los grandes clásicos de la literatura popular de todos los tiempos. Jacob Ludwig Carl Grimm (Hanau, 1785-Berlín, 1863) y Wilhelm Carl Grimm (Hanau, 1786-Berlín, 1859) iniciaron en Alemania los estudios filológicos en un sentido moderno, inaugurando entre otras disciplinas la filología histórica-comparada y el estudio de las leyendas y del folclore popular de tradición oral elevándolo a categoría científica. Suyas son obras como Gramática alemana (1819-1837), Historia de la lengua alemana (1848), El antiguo idioma alemán (1851 y el Diccionario alemán (1852-1858). Pero sobre todo hoy son conocidos por sus relatos, que adaptaban a partir de leyendas e historias provenientes de la transmisión oral. Sagas alemanas (1816-1818) y Cuentos infantiles y del hogar (1812-1822) son sus títulos más importantes, que incluían cuentos como "Caperucita roja", "La cenicienta", "El sastrecillo valiente" o "Hansel y Gretel".