Helena lo tiene todo: una familia fantástica, muy buenos amigos, el futuro laboral asegurado…, pero siente que se está asfixiando. Tras sufrir un accidente de moto, se da cuenta de que la vida puede ser más corta de lo que se imaginaba. A partir de ese momento, Helena decide aprovechar al máximo cada instante. Cuando su padre le echa en cara que esté lanzando por la borda su carrera como arquitecta, toma una decisión que cae como una bomba: no volverá al despacho familiar. Helena no entiende su actitud, sin embargo, gracias a su madre, descubrirá que las cosas no son como parecen.