Cuando Arthur Miller escribe y estrena en 1955 «Panorama desde el puente» es, sin duda, un autor ya consagrado tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Una vez más, el dramaturgo norteamericano sigue empeñado en mostrarle al hombre contemporáneo quién es y cómo vive, y le invita a reflexionar sobre quién podría ser y cómo podría vivir.
«Panorama desde el puente» tiene su origen en una historia que Miller escuchó mientras trabajaba en los astilleros de Brooklyn: un estibador había denunciado a dos hermanos ante las autoridades de Inmigración. El tema de la inmigración es justamente el que hace que la obra cruce fronteras temporales y espaciales y resulte relevante en cualquier momento o sociedad. Pero además, usando como telón de fondo la inmigración, Miller reflexiona sobre las fronteras entre la ley y la moral. Parece preocuparle que algo no necesariamente inmoral sea ilegal y que algo que podría ser claramente inmoral no suscite en la ley más que indiferencia.