En septiembre de 1975, Diogo, un despótico terrateniente, agoniza en su predio de Monsaraz mientras en el pueblo cercano tienen lugar las fiestas y el campo está agitado por los revolucionarios del 25 de abril. En torno a él se reúnen sus herederos, brutales e insolidarios, criados a la sombra del odio y la codicia, condenados a devorarse unos a otros en un mundo cada vez más cerrado. Auto de los condenados es una afilada y feroz crítica a la burguesía portuguesa y la crónica de la disolución de una familia.
«Lleno de vigor y de aciertos expresivos, deslumbradores, en el que cada significante asume y enhebra varios significados, como los grandes barrocos supieron hacer como nadie.»
Darío Villanueva, El Cultural, El Mundo