Esta colección de relatos tiene una historia peculiar. Cuando terminó de escribirla, Alaa Al Aswany la presentó a la Organización del Libro de Egipto para que la publicaran. Allí la enviaron a un comité de lectura, que la rechazó por unanimidad. Y es que, según ellos, el libro "contiene opiniones subversivas y se burla de los valores de la sociedad egipcia, el Estado y la patria". El autor trató de explicar a los responsables de la organización la diferencia entre ficción y realidad, pero no funcionó, así que recurrió a un amigo que le imprimió una edición especial de apenas trescientos ejemplares. Dicha edición alcanzó un gran éxito y recabó un aplauso generalizado por parte de la crítica literaria. En la actualidad, Alaa Al Aswany es una de las voces literarias más importantes de Egipto. En sus relatos se habla de un Egipto lleno de rincones extraños y personajes extravagantes; pobres y ricos, políticos retirados y príncipes arruinados, alcohólicos y ex presidiarios, mujeres de mala vida y extremistas religiosos, además de timadores, camorristas y mafiosos.