Blasco Ibáñez, uno de los grandes novelistas españoles
de comienzos del siglo XX, se consideraba,
antes que literato, un hombre de acción. Viajó extensamente,
y a los 56 años emprendió un periplo que
daría lugar a su obra La vuelta al mundo de un novelista.
Poco conocido dentro del conjunto de su obra,
este extenso relato viajero, por su calidad literaria y
por su valor testimonial, ha ganado en interés con los
años transcurridos. De dicha obra rescatamos aquí el
apasionante recorrido por China. Blasco visita China
en 1923. La República había terminado años atrás con
la última dinastía de emperadores, cuyo representante,
Pu Yi, vive semi secuestrado en la Ciudad Prohibida
del Pekín que visita Blasco Ibáñez. Este hombre, que
protagonizara el célebre film de Bertolucci El último
emperador, encarna la síntesis de lo que fue China en
el siglo XX, el ocaso de la China milenaria y su transición
hacia la modernidad.
Con su maestría de novelista, Blasco Ibáñez
traza aquí un retrato inigualable de la China tradicional
y de la China que él ve; nos transmite la vida y la
belleza asombrosa de las calles de Pekín, de Shanghái,
de Hong-Kong, de Cantón, pinta los campos de
China, la Gran Muralla, el río Azul, el mar Amarillo?
El lector cree estar viendo esos lugares gracias a
la capacidad descriptiva del autor, a su penetración, a
su poder de transmitir. En tan pocas páginas resulta
difícil concebir un retrato más logrado de una civilización
y de un país de semejantes dimensiones, geográficas,
históricas y humanas, en un relato de tal
amenidad.