El legendario autor de novela policiaca nos ofrece unas memorias crudas y brutalmente sinceras, tan intensas como cualquiera de sus otras novelas. En 1959, James Ellroy tenía diez años. Su madre, Jean Hilliker, que acababa de divorciarse de su marido, le hizo un regalo y le dio a su hijo una elección: vivir con ella o con su padre. James eligió a su padre, y su madre le pegó una bofetada. Desde el suelo, él le deseó que se muriera, y tres meses después fue asesinada.
A la caza de la mujer es la confesión de un depredador, un tratado sobre la culpabilidad y sobre el poder de una maldición, pero ante todo es una confesión apasionada. James Ellroy describe abiertamente su dura infancia, su época de joven delincuente, su vida de escritor, sus historias amorosas y sus matrimonios, sus ataques de nervios, y el inicio de una relación extraordinaria con una mujer que posiblemente sea la que siempre ha estado buscando.
A la caza de la mujer es una obra brillante que muestra con sinceridad el alma de James Ellroy. Seguro que nunca antes habrá leído unas memorias como estas.