Una hoja se desprende de un árbol en una calle concreta de Buenos Aires. Mientras cae y como si la hoja funcionase como un espejo de almas y cuerpos, la narración da cuenta de los habitantes de un edificio: sus expectativas, su realidad, sus sueños, sus deseos... hasta componer un retrato poliédrico de las formas de vida de nuestro tiempo. La narración se presenta así como un intento de gran originalidad que busca atrapar «esa belleza que todavía no ha llegado al mundo», que flota sobre nosotros y que en pocas ocasiones nos atrevemos a reconocer. «Hay que defender esta literatura, y la de Damián Tabarovsky lo es en grado sumo, si queremos evitar que los aduladores de la vacuidad acampen a su antojo.» Ernesto Ayala, Babelia