Adelbern, rey de Ascalon, desesperado por defender su reino de las imparables hordas de charr, invoca al poderoso Fuego para expulsar a los invasores. Pero la magia es un arma de doble filo y el Fuego abrasa a los charr y a los humanos por igual.
Sin embargo, los ascalonianos vuelven a levantarse. La ira de su rey los transforma en defensores espectrales encargados de proteger el reino hasta el final de los tiempos.
Aquella tierra condenada, que antaño había sido poderosa, queda convertida en una triste sombra de su antigua gloria.
Siglos más tarde, los descendientes de Ascalon -exiliados en la nación de Kryta- se encuentran sitiados. Para salvar a la humanidad, la reina Jennah intenta negociar un tratado con los odiados charr, pero sus legiones no firmarán ninguna tregua hasta no obtener su posesión más preciada: la Garra de los Khan-Ur, objeto perdido en las ruinas de Ascalon.