Durante varios años, una vez al día, Luis del Val escribió cada uno de estos cuentos. Durante
varios años, al mediodía todos estos cuentos cobraron vida en la inconfundible voz de Luis del Val.
Un mago que hace desaparecer a su suegra, un perro que juega al póker, un museo donde las
pinturas salen de los cuadros al caer la noche o el misterio de unos chinos centenarios son algunas
de las historias que pueblan estas páginas. Cuentos que hacen reir o que provocan una lágrima,
cuentos de argumentos imposibles o sorprendentes desenlaces, cuentos que a veces no son
cuentos, sino más bien un guiño, una broma, un beso, una palmada en el hombro o un pellizco en
el corazón.