Lord Phillip es un vividor, un egoísta y en más de una ocasión ha sido incluso malvado. Además, es un jugador compulsivo, y ha contraído muchas deudas con un peligroso prestamista francés, que contrata a unos matones para cobrar lo que le debe. Éstos le pegan una paliza y lo dan por muerto. Días después, Phillip se despierta en una abadía y cree estar soñando. Angela Sullivan lleva seis años en clausura, desde que el hombre al que amaba arruinó su reputación y sus padres la internaron en la abadía de Stanbrook. Pero cuando aparece en la abadía ese hombre herido, tan guapo y tan desvergonzado, Angela no es capaz apaciguar sus pecaminosos pensamientos.