He aquí un hombre de este tiempo, de estos años. Y he aquí su vida, su novela: los apuntes o memorias de un entresuelo de paredes húmedas y libros y discos diseminados al azar; una madriguera de ecos bohemios en una ciudad que recuerda a Madrid pero que es muchas otras ciudades: Buenos Aires, San Sebastián, Los Ángeles. Una ciudad en la que este personaje sobrevive gracias a extrañas ocupaciones: el horóscopo de una revista femenina, el póquer virtual, los encargos de una agencia de publicidad, al tiempo que se relaciona con otra serie de personajes también a la deriva que celebran con él la posibilidad de vivir cultivando la infancia, la compañía de los mitos o la siempre reconfortante posibilidad de la escapada.
Como en una vuelta de tuerca al ?hombre sin atributos? de Musil, en estas páginas el desengaño no logra imponerse totalmente sobre ?la gracia de vivir?, la filosofía de lo cotidiano encuentra verdades hasta en las hortensias o la fotografía y la realidad se convierte muchas veces en caricatura gracias tanto al humor como a la tristeza.
Benjaminiano unas veces, quevedesco casi siempre, es decir, barroco y nihilista a la vez, Visita a un extraño es un libro de iluminaciones sobre la identidad perdida y el mundo reencontrado en una habitación; un relato sobre la incertidumbre que acaba convirtiéndose en un inventario de las muchas certezas que nos acompañan durante la caída, cualquier caída. Y es un roman à clef extraordinario que le da la vuelta también a ese conocido tópico: sexo, drogas y rock and roll.