La colaboración literaria entre Joseph Conrad
y Ford Madox Ford –que «hicieron para transformar
la prosa inglesa lo que Flaubert había hecho para cambiar
la prosa francesa», en opinión de Ezra Pound–
dio como fruto tres novelas: Los herederos (1901),
La aventura (1903) y La naturaleza de un crimen (1923).
La idea de Los herederos surgió en 1898,
a raíz de una conversación entre ambos escritores sobre temas científicos, los rayos X y la cuarta dimensión. Animados por el reciente éxito de H.G. Wells con La guerra de los mundos (1898),
Conrad y Ford deciden aparcar el proyecto que tienen entre manos –la redacción de La aventura (editado en Gran Diógenes nº 8)– para intentar escribir una novela científica en la línea de Wells. Valiéndose del emergente género de la ciencia-ficción,
Los herederos plantea la invasión de la Tierra por los Dimensionistas, una avanzada raza de humanoides procedentes del futuro, que coexiste con la presente en un universo alterno.
El protagonista, Arthur Granger, un aristócrata y escritor sin éxito, nos cuenta su amor no correspondido por una etérea mujer,
una indescriptible y casi divina agente de un mundo extraño.
El tono de parodia científica, que ya apunta el subtítulo de la obra: «Una historia extravagante», da paso a una sátira política
que reflexiona sobre los peligros de la moderna civilización mecánica y materialista, anticipándose así a las conocidas
distopías de George Orwell o Aldous Huxley.