Valerio de Sandoval, discípulo de Fray Luis de León, amante de la botánica y prefecto de liturgia de la catedral de Sevilla, compra un relicario de plata con un poso oscuro que podría ser la sangre de un mártir. Pero al llegar a su casa observa que en realidad se trata de una semilla y que en el pie del relicario aparecen las palabras Semen mali,
es decir, «la semilla del mal».