UN IN?DITO DE CANETTI EN PRIMICIA MUNDIALCincuenta y cuatro marineros chinos amenazados de expulsión por negarse a salir de nuevo a la mar tras haber sido torpedeados, adujeron que eran canadienses por reencarnación. Dijeron que habían muerto en el Atlántico después de que su barco fuera torpedeado y se habían reencarnado en un barco canadiense que los recogió. Las autoridades canadienses no estuvieron de acuerdo con esta explicación y los chinos tuvieron que hacerse de nuevo a la mar... Por cada persona que caiga en esta guerra, por cada persona que muera mientras yo mismo siga vivo, deberá encenderse en mí un pensamiento. De no ser así, ¿qué otras velas tendría? No las conozco, pero son más que parientes para mí. En esos cirios de difuntos deberán darse a conocer. Yo no las he robado, pero tampoco las he salvado. ¡Ay de mí si dejo que se apaguen!