?Lo conocí en París, donde me hallaba confeccionando un álbum de arte. Todo partió de una rarísima edición de los Ensayos de Montaigne, un libracho que le había comprado a un librero de viejo del Sena. Estaba hojeándolo en un pequeño figón de la Rue de la Huchette. Alguien de la mesa contigua me preguntó por el año de impresión. Era Sey Mondy. El Viajero. El Gran Viajero. El último Trotamundos.? El encuentro con un desconocido quiebra la tranquila existencia del narrador, que día a día se convierte en el oyente de un relato de viajes, no exento de las más variadas aventuras ni de una intriga cuyo enigma tratará de descifrar. En sus páginas la vida aparece como una competición, en la cual el último en llegar a la meta (la muerte) se erigirá en vencedor. Es una parábola sobre la libertad y la utopía, donde se entremezclan elementos eróticos, mágicos y fantásticos. Saludos es una alegoría sobre la belleza espiritual de la aventura, pero también una novela de conocimiento, de tintes borgianos y kafkianos, que atrapa al lector tanto por la maestría en la narración de sucesos sensacionales como por la imaginación especulativa del autor a la hora de abordar episodios apocalípticos y los efectos de la globalización.