Ésta es la historia de una amistad que empieza en 1987, cuando el narrador, un joven aspirante a novelista, viaja a una universidad del Medio Oeste estadounidense y conoce a Rodney Falk, su compañero de despacho, un ex combatiente de Vietnam huraño e inabordable, ferozmente lúcido y corroído en secreto por su pasado. Pero ésta es también la historia de una experiencia radical en el abismo indescifrable del mal y la culpa, que el propio narrador sólo logrará entender y asumir años más tarde, como en una fulguración, cuando conozca el éxito y lo que éste tiene de corrupción insidiosa. Para entonces la figura imprecisa de Rodney y su historia devastadora se le acabarán imponiendo con la fuerza de lo necesario, como un emblema de su propia historia, y acaso de la condición humana. Con una escritura de engañosa transparencia y una trama que no da tregua al lector, La velocidad de la luz indaga en nuestra ilimitada capacidad de hacer daño, en la infinita estupidez de la guerra y en la infinita estupidez del éxito, pero sobre todo en el poder definitivo de la literatura para enfrentarse a la realidad y exorcizar sus demonios.
«La velocidad de la luz es un fascinante libro de zombis y fantasmas; (...) una elaborada exploración masculina de la culpa, lo aberrante y lo auténtico; la imposibilidad de la redención y la plausibilidad del autoperdón», J Harrison, The Guardian
«Un despliegue casi extravagante de maestría artistica en la que una compleja red de referencias cruzadas temáticas y verbales resuena por todo el texto», Times Literary Supplement
«Una aventura moral. Una lección magistral de invención y verdad», J. Ernesto Ayala-Dip, El País.