Varios antiguos alumnos de una escuela secundaria se reúnen en un autocar en Seúl para emprender un viaje sentimental hacia su pueblo. Una vez allí, animados por el vino y las bromas, y ante una buena fogata, cada uno cuenta una historia de su infancia, la que más los impresionó por aquel entonces, todas con un fondo común: la guerra que partió en dos la península de Corea y convirtió a los niños en depositarios del maniqueísmo oficial: los malos estaban en el norte y los buenos en el sur.