La detención de un hombre de las favelas de Río de Janeiro, que se ha tomado la justicia por su mano durante mucho tiempo librando de ladrones y asesinos sus barriadas, es respondida clamorosamente por su gente. Son manifestaciones insólitas, que ponen en jaque a una autoridad cruel y muchas veces corrupta, y que exigen su inmediata liberación. Esta historia real, la Historia del justiciero que le decían Cristo, permite a Miguel Ángel Molinero hacer un retrato muy documentado y fidedigno de la sociedad brasileña.