Es una reflexión cargada de ironía, sobre el papel del ama de casa, esa que «no trabaja», se ocupa de su familia y de la de sus hijos, cuida de los parientes ancianos, vela a los enfermos, hace colas interminables en la consulta del médico y aguanta con estoicismo el paso de los años sin que la sociedad reconozca su trabajo y dedicación.Un espécimen en vías de extinción en el mundo occidental que acabará expuesto en un museo de las ciencias bajo la denominación «Rara avis».