Si para muchos América Latina es la «patria» del cuento literario en castellano, sin duda la obra del ecuatoriano Javier Vásconez supone una de sus más altas cotas.
Sus narraciones continúan la tradición de Dostoievski, Faulkner, Camus, Onetti. En ellas se recrea un mundo habitado por personajes que deambulan en busca de sus sueños más prohibidos, que viajan por distintos ámbitos -Quito, Praga, Barcelona-, que se encuentran y desencuentran con quienes podrían salvarlos, y que sucumben, finalmente, bajo un destino cuya fatalidad acaso presentían.
El aristócrata atrincherado en su mansión, el asesino que recorre calles solitarias, la joven muerta que enardece la pasión de un fotógrafo, el comisario que acosa a la mujer que ama, un jockey que estampa su furia contra el mar? viajeros, asiduos de bares y puertos, gentes que persiguen o que huyen, ambientes a menudo mórbidos, oscuros, amenazadores.
En esta selección de relatos efectuada por el autor, Vásconez construye una geografía literaria propia que recoge la enseñanza de Faulkner: «no se trata de despejar las tinieblas, sino tan sólo de mostrar su horror»; en la que encontramos la visión desengañada de la novela negra y donde contemplamos los abismos del alma humana y su inclinación al mal.