Al igual que la primera parte de estas deternillantes memorias, es este un libro gamberro e hilarante como pocos se publican, y escrito en un lenguaje directo y duro, como ya anuncia su título, que ha sorprendido, escandalizado y divertido a todo tipo de lectores, quienes han situado a su autor a medio camino entre Bukovski y Salinger.
El misterio y secretismo acerca de su autoría no ha echo sino alimentar el interés por conocer esta obra, publicada originalmente por entregas en "El país"