Lady Sybil ha conseguido convencer a su marido, Sam Vimes, el comandante de la Guardia de Ankh-Morpork, de tomarse unas vacaciones. Pero conforme ella planifica unos días de descanso en el campo, él hace lo imposible para no abandonar su despacho. ¿Cuál es el problema? El urbanita de Vimes odia el campo: tanto aire fresco, tanto cantar de pájaros y, gracias a su bienintencionada esposa, tan escasos bocatas de beicon.
Mientras Sybil toma el té en sociedad y su hijo se dedica a explorar la naturaleza, Vimes no puede evitar hacer alguna que otra pesquisa. Al fin y al cabo, un policía de verdad es capaz de encontrar delitos en cualquier parte, todo es cuestión de paciencia. Efectivamente, Vimes no tarda en dar con un cadáver# Y tendrá que recurrir a su astucia, su olfato, su larga experiencia y el apoyo de su prodigioso mayordomo para resolver el caso.
«Pratchett es un narrador magistral. Su inventiva es inagotable.»
A. S. Byatt, The Guardian