En apariencia, el narrador y protagonista de Aún podemos ganar es un hombre feliz. Trabaja como ejecutivo en una importante empresa de publicidad; está casado con una abogada de renombre que algún día heredará el grupo empresarial familiar; y tiene dos hijos adorables. Sin embargo, su matrimonio no funciona; acaba de perder su empleo, aunque cada mañana finja irse a la oficina; y, tal vez no por casualidad, su vivienda está infestada de abejas.
Aún podemos ganar es una fábula moral sobre nuestro tiempo, marcado
por la incertidumbre. Un relato cuya mordacidad, sentido del
humor y el retrato implacable de diferentes formas de vida nos recuerda
a personajes de Franzen, Panachouniak o al cine de los hermanos
Cohen.