Cora Moret y Chino Montenegro se conocen a mediados de los años sesenta en un solitario vagón rumbo a Cádiz. Él, hijo de un arrumbador del puerto de Cádiz y la florista del cementerio, tiene vocación de escritor. Ella, nacida en el Marruecos colonial y criada en salones de mármoles y caobas, va cada tarde a casa de su tía Pastora, un piso humilde de la Plaza de las Flores en el que ella se siente viva. Vagabundos de esa tierra se van enamorando mientras el tren atraviesa los pueblos blancos de Andalucía. Su historia se prolongará, intermitente y asombrosa, con un misterioso y sorprendente final.