Este libro no es un testimonio sobre el Holocausto, sino una meditación sobre la vida que ha sido arrancada a la experiencia de la muerte y está constituida por muchos renacimientos: los cuatro mendrugos de pan que la joven Magda recibe de manos de una mujer moribunda, o la «señora de la sonrisa» que la recogió tras la liberación. La Historia nos ha enseñado que las personas son capaces de lo peor, pero estas páginas son un llamamiento a lo mejor. Hollander-Lafon, que en tanto que judía húngara, y siendo adolescente, fue deportada en 1944 a Auschwitz junto al resto de su familia (que perdió allí la vida), conoció la gracia de nacer dos veces, y ahora, en este maravilloso libro, nos invita a unirnos a la fecundidad de un pensamiento lúcido, sereno y admirable.