El Emperador de los Emperadores sueña con un nuevo Jardín de los Jardines. Solamente un hombre es capaz de arrancar el sueño de la cabeza del Emperador y de diseñar un magnífico jardín. Sin embargo, hasta los sueños imperiales pueden fallar. Cuando el Emperador oye cantar al ruiseñor, comprende que su jardín aún no es perfecto. El ruiseñor es complaciente, aunque tiene voluntad propia. Su canto es único y, aparentemente, inimitable.
Un fascinante viaje a través de un maravilloso mundo de ensueño.
Este cuento para niños es una joya de la que no puede prescindir ningún coleccionista que se precie. Patrick Jordens