La explicación hay que buscarla en la paradoja de la libertad. La libertad llevada al límite se destruye a sí misma. Durante los últimos treinta años, el neoliberalismo ha pretendido instaurar en el campo económico la libertad sin cortapisas. Se ha llamado globalización pero, en realidad -como explica con claridad Martín Seco- es tan sólo el intento de las fuerzas económicas, a las que eufemísticamente se denomina mercados, por imponer su ley en la sociedad, independizándose del control del poder político democrático. Se ha comparado esta crisis con la del año 29. Es lógico. Cuando se construye sobre los mismos presupuestos se llega a idénticos resultados. Sin cambiar en profundidad el sistema estaremos condenados a sufrir periódicamente crisis similares.