Raro es el día que no aparecen noticias en los medios de comunicación sobre los coches eléctricos. Y poca gente entiende que se le dé tanto bombo a este tema.
Mi intención al escribir este libro es que sirva de divulgación general sobre lo que se nos viene encima, porque considero que el tema es importante.
Primero, porque vamos a tener vehículos que no contaminan (no nos olvidemos de los peligros de las partículas que despiden los motores térmicos) y además son silenciosos. Segundo, porque podemos reducir nuestra dependencia del petróleo y rebajar algo nuestra balanza de pagos. Y tercero, y muy importante también, es que vamos a conseguir un aprovechamiento energético mucho mejor.
Aunque para entenderlo del todo hay que leer en el interior del libro, basta con decir que se van a aprovechar más las energías renovables y se va a tener fácilmente almacenada energía eléctrica, cosa que hoy por hoy no es sencillo, pudiendo intercambiarla con la red de energía eléctrica a través de redes inteligentes. Esto supone una auténtica revolución industrial.
Si una batería de un coche eléctrico tiene una capacidad media de 20 kw, pongamos por ejemplo, un millón de vehículos eléctricos tendría una capacidad conjunta de 30.000mw. Tres millones, que son los estimados para 2020 en España, supondrían una disponibilidad teórica de 90000mw, lo que equivale a la cantidad de energía eléctrica que se produjo en España en 2008 aproximadamente. Esto podrá ayudar a aplanar la curva de consumo de energía eléctrica durante el día.
El cambio que supone pasar de los coches actuales a otros, cuyos componentes básicos se reducen a un motor eléctrico (ó 2, ó 3, ó 4), una gran batería y mucha electrónica, va a ser asombroso.
No esperamos verlos por las cales en cantidades significativas hasta dentro de una par de años, por lo menos, pero acabarán imponiéndose en la sociedad y en la industria.