A principios del siglo V, prácticamente desaparecido el dominio de Roma, los pueblos del norte de la península Ibérica y las tribus, clanes y naciones euro-asiáticas que la han invadido luchan encarnizadamente por la supremacía.
Perviven el antiguo culto animista y la espiritualidad vinculada a las fuerzas de la naturaleza, propias de la religión céltica, la hechicería y la magia, enfrentadas a las deidades clásicas y, sobre todo, a la nueva fe cristiana.
Berardo de Hogueras Altas, desde su rica ciudad guarecida en el vértice montañoso cántabro-astur-leonés, convoca a sus vecinos y aliados para fundar un señorío defendido por un poderoso ejército. Han de enfrentarse a la amenaza de los vándalos asdingos y las salvajes partidas de halaunios que asolan la región; también se defenderán ante los planes del codicioso Hermerico, rey de los suevos, quien desde su trono en Bracara Augusta planea adueñarse de todo el norte peninsular. Aunque, quizá, los enemigos más temibles sean las intrigas por el poder y la traición.
La llamada de Berardo es respondida por los bravos montañeses de Gargantas del Cobre, los cazadores del valle de Eione, los fieros guerreros de Pasos Cerrados… Todos saben cuál es su destino más cercano: los tiempos de la espada y la leyenda.
«José Vicente Pascual hace gala de una prosa rica y fluida, muy cuidada, que viene acompañada de una gran riqueza de vocabulario. Sabe introducirnos con destreza en el ambiente a través de un lenguaje que nos transporta y nos integra en la historia desde el principio.»Ángeles Pavía, Hislibris «La potencia del relato y el ritmo ameno y veloz, convierten en muy agradable, apasionante, la lectura de esta obra… Resultado de la unión entre una narrativa de calidad y una literatura de entretenimiento, perfectamente inscrita en el género épico-histórico.»Xosé Antonio López Silva, traductor y crítico literario
«José Vicente Pascual, sin duda, sí es un alquimista de la palabra escrita.»José Manuel García Marín, La Opinión de Málaga
«… novelas de las que nunca quieres que llegue el final… Y es que ejercicios literarios como los de este autor se encuentran muy pocos en el transcurso de muchos años de lector.»Francisco Portela, Un lector indiscreto