Meditar es dejar de hacer. Dejar de responder a las cosas urgentes. Desconectar el modo «piloto automático». Meditar es pararse. Respirar. O darse cuenta de esta simple realidad que es a la vez una maravilla: en efecto, respiramos. ¡Un poco más y se nos olvida! En un mundo en el que estamos permanentemente conectados, ha surgido una necesidad: la de un espacio donde poder encontrarnos de nuevo. Este libro nos acompaña en el descubrimiento de este territorio íntimo al que conduce la meditación, recordándonos que su objetivo no es «separarse del mundo», sino más bien volver a uno mismo para regresar a los demás, y así contribuir a la creación de unas comunidades mejores y un planeta más sostenible. ¿Y si la meditación fuera una de las claves del cambio que exigen nuestras sociedades?