Los problemas de la infancia y la adolescencia nos conmueven: fracaso escolar, pandillas juveniles, violencia o maltrato son preocupaciones presentes desde hace tiempo en nuestras sociedades del bienestar. Estos fenómenos, unidos a un notable crecimiento de los trastornos graves de conducta, y a veces combinados con el consumo de drogas o la delincuencia, aumentan nuestra inquietud por el futuro que se avecina. Quien se aventura en los dominios de los menores con trastornos de conducta, incapaces de controlar su hostilidad, accede a un universo de cicatrices prematuras; infancias truncadas por familias negligentes e incluso tóxicas; escuelas desbordadas; jueces y servicios sociales sin recursos o colapsados; profesionales al límite y muchas preguntas esperando muchas respuestas. Desde la honestidad, la experiencia personal y el rigor, esta obra ofrece excelentes respuestas. De forma multidisciplinar, con las herramientas que brinda el análisis psicológico, psiquiátrico, pedagógico, neurocientífico, socioeducativo o judicial, y prestando atención a los distintos escenarios que componen esta realidad cotidiana y esquiva (como la escuela, la familia, los estilos educativos, la cultura y transmisión de valores, los medios de comunicación o los iconos televisivos), ofrece un análisis que desmonta tópicos y falsos mitos al tiempo que se enfrenta a los desafíos de estos jóvenes en conflicto. A menudo nos vemos abrumados por el contraste entre la urgencia de sus problemas y los escasos medios a nuestro alcance, y por la dificultad de pasar de la teoría a la práctica. No obstante, es posible corregir sus renglones torcidos. Esta obra demuestra, con testimonios personales, que sus destinos no están escritos, que la fatalidad no existe: se puede educar a la pantera.