La universidad sufre hoy en día una gran presión burocrática y tecnológica que la está convirtiendo en una institución cada vez más opresiva, rígida y reglamentada, tanto respecto a la creación y difusión del conocimiento como a la docencia y a la relación entre estudiantes y profesores. Afortunadamente todavía queda algo de la libertad que desde siempre ha caracterizado a la universidad. Y, aunque precaria, la libertad sigue siendo la condición de posibilidad de la conversación, que crea el contexto propicio para la aparición del conocimiento y resulta ser la mejor, si no la única, forma de aprender. ¿Qué otro modo hay, si no, de acercarse al misterio de la transmisión, a la incógnita de cómo convertir la experiencia del profesor en experiencia del estudiante? Estas páginas son una invitación a profundizar en el sentido y el significado de la enseñanza y el aprendizaje, a acercarse a la esencia misma del mundo universitario y su vivencia. Los distintos capítulos del libro traen a la luz razones y emociones, ambas necesarias para que, tal vez, el rumbo que ahora lleva la universidad pueda algún día redirigirse.