Durante más de 50 años, A. S. Neill dirigió en las cercanías de Londres la famosa escuela de Summerhill, fundada en 1921, que se ha distinguido por su interés en la educación progresista, basada en principios fundamentales como la autorregulación de los niños, la necesidad de eliminar los miedos y la coerción en la educación y la importancia del bienestar emocional sobre el desarrollo académico. Neill sostenía que el objetivo de la educación es conducir al hombre a trabajar con alegría y hallar la felicidad, lo cual quiere decir interesarse en la vida y actuar no solo con el cerebro, sino con toda la personalidad.
Las ideas expuestas por Neill en esta obra, que constituye un recuento de sus experiencias al frente de Summerhill, acaso podrán parecer revolucionarias y ajenas a los modelos de educación tradicionales. Sin embargo, Erich Fromm señala en el prólogo: ?Con el tiempo, sus ideas serán generalmente admitidas en una sociedad nueva en la que el hombre mismo y su desarrollo sean el fin supremo de todo esfuerzo social?.